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Weblog de David Rodríguez

GRACIAS JABO

GRACIAS JABO El pasado 31 de mayo los deportivistas de corazón sufrimos una pérdida que espero no añoremos demasiado. Aunque se añorará, a buen seguro. Javier Iruretagoyena Amiano, nacido en Irún hace 57 primaveras, es sin duda el técnico que vino a consolidar el Superdepor de Arsenio Iglesias, tras una breve transición. Y además siguió recogiendo frutos, títulos para entendernos, en lo que fue la etapa mas exitosa en la historia del Real Club Deportivo de La Coruña. Cuando llegó, allá por el verano de 1998, nada hacía presagiar lo que después ocurrió. El club venía de pasar por un bache y el técnico vasco llegaba directamente de la casa del eterno rival, situada a unas cuantas millas al sur de la ciudad herculina. El resultado final, siete temporadas después, es para frotarse los ojos. Sobre todo para un equipo como el Depor, con menos de tres lustros seguidos en Primera en su pasado más reciente, y para una ciudad como La Coruña, atractiva y acogedora como ninguna pero dotada de tan solo un cuarto de millón de habitantes. Una Liga, una Copa del Rey, dos Supercopas, un rendimiento excepcional en Champions League, entre otros logros a nivel individual constituyen el palmarés de Jabo durante su etapa en Riazor. Con Irureta, en definitiva, el Deportivo llegó a ser el cuarto mejor equipo del mundo, según la FIFA. Ni más ni menos.

Gracias al de Irún, y tras un breve pero nefasto paréntesis, la afición blanquiazul volvió a sentir el orgullo que siempre cultivamos algunos. En la primera temporada de la era de Javier, 98-99, el Depor alcanzó la Copa de la UEFA tras terminar sexto en la el campeonato doméstico. En la siguiente, se paseó por la Liga de las Estrellas logrando un título nacional que, de alguna manera, "nos debía España", según el propio Augusto César Lendoiro. Fue la exibición de los astros del balón como Djalminha, Makaay, Víctor, Naybet o Songo'o. Además de que las leyendas que son Fran o Mauro Silva se sacaran la espina que permanecía clavada desde el 94 y aquel fatídico penalti. Pero ese 19 de mayo del 2000 fue ante todo la exhibición de la estrategia de Javier Irureta. Un once inicial casi fijo, ordenado atrás, que aprovechaba las bandas y muy certero arriba. Después empezaron las críticas a una presunta tacañería. Si bien el juego del Depor no era un derroche ofensivo, los resultados sí estaban presentes, que es lo que importa. Eso sin contar que con Irureta, Roy Makaay y Diego Tristán lograron el trofeo Pichichi que se otorga al máximo goleador de Primera división y que el número de goles logrados al final de cada campaña era notable.
Por todo ello consideré casi siempre injustas las reprimendas a Irureta. Para terminar de desquiciar a sus detractores, los cambios realizados por el ex jugador colchonero, por cierto, de lo mejorcito de su época, le solían dar la razón a pesar de la previa pitada del público.

Al llegar a la Liga de Campeones, pocos apostaban por el debutante equipo coruñés. El resultado fue apabullante porque el Depor dio un recital por casi todos los grandes campos de Europa, permitiéndose el lujo de alcanzar las semifinales en 2004. En esa ocasión cayó por un único gol y de penalti frente al que resultaría campeón. Pero para machada la que logró en la ronda anterior remontando el 4-1 encajado en el Giuseppe Meazza milanés para terminar con un rotundo e histórico 4-0 en Riazor. Como gestas mayores podemos citar las victorias y exhibiciones de los coruñeses en Londres, Manchester, Milán, Turín, Munich o París.

A pesar de enamorar a media Europa, la victoria más sonada e importante es sin duda la lograda aquí en España el 6 de marzo de 2002. En Madrid, el día de la final de la Copa de Su Majestad El Rey, día del centenario de la Copa y día del Centenario del Real Madrid, el Depor dejó claro que ningún acontecimiento podía arrebatarle una final. Ni la presión de jugar en el campo del rival, posiblemente el mejor equipo de la historia, les impidió a los Sergio, Tristán, Valerón o Molina dar una lección de fútbol a los llamados "galácticos". Irureta volvió a imponer su tablero de ajedrez y el resultado fue explosivo. Fue un día irrepetible para todo el deportivismo.

En este irundarra muy devoto, el cual no faltó a su palabra en las largas caminatas hacia el majestuoso panteón del Apóstol Santiago en Compostela, creyó más y mejor que nadie el Presidente Lendoiro. Nos brindó sin duda un entrenador serio y con convicciones morales muy profundas, que siempre se ven reflejadas en el trabajo diario. Su generosidad es también infinita. Supo contener su genio en los culebrones que lo enfrentaron a varios "gallitos" del vestuario, recordemos el episodio con Djalminha, y mantuvo las formas con una parte de la prensa que frecuentemente pretendía hundirle y menospreciarle. En el año en el que despedimos también a los mitos vivos del deportivismo que son Fran y Mauro Silva, nos toca despedir al que nos hizo tocar el techo a nivel de prestigio y en el contexto del fútbol mundial. Junto también con el anuncio de un futuro descanso institucional y merecidísimo del aún Presidente de la Xunta Don Manuel Fraga Iribarne, más cristiano y carismático si cabe que los tres anteriores, tenemos que agradecer la labor de Irureta y desearle lo mejor en el futuro. Hasta siempre.

Gracias, Jabo

1 comentario

Kímiko -

Parece que no hemos apreciado bastante la obra de Irureta hasta que hemos tenido que tragarnos las cagadas de Caparrós.